Soy una orquesta trágica
Un concepto trágico
Soy trágico como los versos que punzan en las sienes y no pueden salir
Arquitectura fúnebre
Matemática fatal y sin esperanza alguna
Capas superpuestas de dolor misterioso
Capas superpuestas de ansias mortales
Subsuelos de intuiciones fabulosas
viernes, 27 de febrero de 2009
domingo, 15 de febrero de 2009
Tímida y avergonzada - María Emilia Cornejo
tímida y avergonzada
dejé que me quitaras lentamente mis vestidos,
desnuda
Sin saber qué hacer y muerta de frío
me acomodé entre tus piernas
¿es la primera vez?
preguntaste,
sólo pude llorar.
oí que me decías que todo iba a salir bien
que no me preocupara,
yo recordaba las largas discusiones de mis padres,
el desesperado llanto de mi madre
y su voz diciéndome
"nunca confíes en los hombres".
Comprendiste mi dolor
Y con infinita ternura
Cubriste mi cuerpo con tu cuerpo,
tienes que abrir las piernas, murmuraste,
y yo me sentí torpe y desolada.
dejé que me quitaras lentamente mis vestidos,
desnuda
Sin saber qué hacer y muerta de frío
me acomodé entre tus piernas
¿es la primera vez?
preguntaste,
sólo pude llorar.
oí que me decías que todo iba a salir bien
que no me preocupara,
yo recordaba las largas discusiones de mis padres,
el desesperado llanto de mi madre
y su voz diciéndome
"nunca confíes en los hombres".
Comprendiste mi dolor
Y con infinita ternura
Cubriste mi cuerpo con tu cuerpo,
tienes que abrir las piernas, murmuraste,
y yo me sentí torpe y desolada.
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martes, 3 de febrero de 2009
Fe de vida - Alejandro Romualdo
Puedo morir de rabia y de dulzura.
Morir de hueso en hueso hasta el tobillo.
Arrancarme la piel con un cuchillo.
Quemar vivos mis sueños, mi ternura.
Puedo morir de risa, de amargura,
atorado, revuelto y amarillo.
Romper de amor mi hueso, mi estribillo.
Partir en dos mi vértebra más dura.
Puede lograr mi muerte lo que quiero:
hacer que en la extensión que me consigne
pazca y trisque el dulcísimo cordero.
Puedo morir como un violento cisne
de guerra. Proclamando, y prisionero,
una canción vital, un cuello insigne.
Morir de hueso en hueso hasta el tobillo.
Arrancarme la piel con un cuchillo.
Quemar vivos mis sueños, mi ternura.
Puedo morir de risa, de amargura,
atorado, revuelto y amarillo.
Romper de amor mi hueso, mi estribillo.
Partir en dos mi vértebra más dura.
Puede lograr mi muerte lo que quiero:
hacer que en la extensión que me consigne
pazca y trisque el dulcísimo cordero.
Puedo morir como un violento cisne
de guerra. Proclamando, y prisionero,
una canción vital, un cuello insigne.
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