viernes, 2 de febrero de 2018

vieja carta (reeditada)

Y si te hablo de amor en plena mañana mientras los árboles se ven hermosos. Podría ser mi amor tan razonable como una ola que golpea a la furia de las rocas, inconsolables por así decirlo, pues han sido separadas una y otra vez. En cambio yo me acomodo a tus formas y nos reunimos entre la más especial maleza o mientras que el corazón golpea como animal deleznable que desea incansablemente morir. 
No puedo permitir la salida de la luna o el sol sin pretender colocar parte de todo esto en mi vida y adaptarla como un tornillo a una tuerca. No corro hacia ti a fin de corroerte las entrañas, sin embargo, lo sueño. Te ansío como piedra lunar, bosque perdido, incendio inalcanzable. 
Brotes de sonidos que cubren tu bello rostro. Estoy a veces sordo la verdad, como capitán de un barco destruido y ebrio, colmado de muertos. No sueño la comprensión, simplemente me lleva mi intuición al sur, nunca al norte. Manifiesto que la cordura la he perdido hace mucho tiempo en alguna descomposición de mi yo. No creo volver al espacio de donde todo reina y nada sufre. vivre es souffrir es buscar la excusa para seguir oliendo el mar o marchando sin el rumbo exacto. No puedo colocar los pies sobre los zapatos, no duermo ya sobre una estela de campos dormidos, sin soñar, sin trascender. Sueño en cambio contigo, con tu resplandor que sacude los muebles y descorona las aves. Comparte la incertidumbre, la noche. 

te quiero, sonríe hoy día y todos los demás. todo irá bien, lo prometo.