jueves, 5 de abril de 2018
Sueño
viernes, 2 de febrero de 2018
vieja carta (reeditada)
No puedo permitir la salida de la luna o el sol sin pretender colocar parte de todo esto en mi vida y adaptarla como un tornillo a una tuerca. No corro hacia ti a fin de corroerte las entrañas, sin embargo, lo sueño. Te ansío como piedra lunar, bosque perdido, incendio inalcanzable.
Brotes de sonidos que cubren tu bello rostro. Estoy a veces sordo la verdad, como capitán de un barco destruido y ebrio, colmado de muertos. No sueño la comprensión, simplemente me lleva mi intuición al sur, nunca al norte. Manifiesto que la cordura la he perdido hace mucho tiempo en alguna descomposición de mi yo. No creo volver al espacio de donde todo reina y nada sufre. vivre es souffrir es buscar la excusa para seguir oliendo el mar o marchando sin el rumbo exacto. No puedo colocar los pies sobre los zapatos, no duermo ya sobre una estela de campos dormidos, sin soñar, sin trascender. Sueño en cambio contigo, con tu resplandor que sacude los muebles y descorona las aves. Comparte la incertidumbre, la noche.
viernes, 23 de octubre de 2015
Año 2046
No puedo aprender de tu color, mucho menos la interpretación correcta de tus ojos (sobre todo cuando ya no los recuerdo fijamente). Saber interpretar las cosas es una ciencia que debería ser estudiada por la mayor parte del mundo, como por ejemplo: saber cuándo decir sí o decir no; cuando hablarte o dejar de hacerlo; cuando decirte que ya es hora de dormir y cuando decirte con poca decisión que volvería a cruzar dos veces por ese mismo sitio.
Son cerca de las 5 de la madrugada, cruzo un puente que en unos años pasaran cientos de personas. Veo como transitan los autos de luces fugaces que con una pequeña mirada finjo no envidiar para no sentir este frío y cansancio que me muerden los pies y las rodillas.
Horas antes duermo contigo y siento el calor de tu blanco cuerpo, de tu piel preciosa que acompaña mi designio, mi fragilidad horizontal que agota ilusiones y necesidades. Nos olemos en la profundidad de nuestro círculo, en la gravedad de nuestra lluvia, en el deseo de nunca dejar de ser (tuyo y mía), en la manifestación de que por un momento nos profesamos amor, y nos llamamos así y nos volvemos a explorar con el miedo de despertar a cualquier animal de nuestro pasado, con tus ojos tan bellos como los de una hembra en celo. Yo rebusco en tu escondido bello, piedras finitas que nos hablaran de los días que dormimos juntos.
miércoles, 24 de diciembre de 2014
No importa
viernes, 4 de julio de 2014
De placeres secretos - Hemingway
sábado, 28 de septiembre de 2013
viene el sueño
domingo, 19 de mayo de 2013
Lecca y Hernández
Qué año es? Se preguntó.
Tomó asiento fuera de la puerta esperando a que ella saliera. Se preguntó además si hoy tomaría un rico desayuno. Ella no aparecía.
Las 9 de la mañana. Los pájaros alados renunciando a la complejidad de mis dudas. Yo miento y no veo llegar la esperanza de la que tanto me han hablado. El bus no llega y yo no llego. Decido salir a buscarte.
Sólo por hoy. Sólo por hoy no será hoy.
Manifiesto el indudable miedo del que va a aterrizar por primera vez. Como el silencio eterno que jamás claudicó. Que sólo hizo un castillo de arena al costado de la carretera.
Voy cayendo sobre la eterna esperanza de encontrarte en este pasado. De atarte las zapatillas y regalarte la fruta roja recién cortada. Que además cavamos un pozo para no sentir lo que tan feo se siente aquí arriba.
Empiezo por el parque donde unos viejos zorros me acompañan durmiendo y me piden que me quede. Sin embargo los miro de rellano y les pido disculpas y una nueva brújula a fin de ordenar mi vida.
Te sigo buscando entre una esquina y otra. Buscando tu olor entre las estrellas frágiles. Me siento acabado al no encontrarte al no encontrar tu casa y sacarte de ella. Para que existas hoy y quizá mañana. Para doler las rodillas. Para cubrir la inquebrantable razón que sólo habla de objetivos.
Siento como mi cuerpo interior flamea las lágrimas inservibles. Como el cuerpo cae a pedazos al no encontrar la casa. La eterna casa con jardín delantero.
Viene un día. Vienen dos. Acudo todos los días a la reunión y la casa se pierde entre una calle y otra.
No quieres que te en encuentre, pienso.
No se cuándo he llegado acá. Quizá fue un sueño en plena mañana.
Me siento en las gradas, te espero y no apareces. No recuerdo a la tristeza, pero la entiendo.