lunes, 30 de noviembre de 2009

El primer paso

He sentido la necesidad de querer que el tiempo pase, de poder olvidarme de las cosas, de llorar sólo una vez y volverme a parar, dejar todo y huir. Vengo por el cambio de mi vida, no espero mucho, a cambio deseo olvidar todo.
Por favor déjame dormir, no es lindo cuando quitas las almohadas y no queda sino mas que levantarme, y ver que todo está jodido.
Deja que respire un poco y me adapte. Un movimiento podría ser apreciado si supieras lo que he pasado. Si tan sólo pudieras ponerte mis zapatos y ver lo duro que es andar.
El cielo celeste se va a asomando afuera, el tono de luz comienza a apoderarse del cuarto.
Me cojo con toda la fuerza a mi cama, aún así la cama exhalando lágrimas me hecha.
Les dejo una carta sucia a todas mis cosas y a las que no pude adquirir.
Tomo el más viejo de mis abrigos, el único en realidad, el que conserva aún algo de mí y me veo al espejo dejando entre ver que el tiempo es el peor de mis amigos.
y si retrazas tu viaje?, me dice una cartera. Le doy un abrazo y dejo que le goteen algunos sentimientos. La dejo en su sitio y son ahora las toallas las que famélicamente me hacen una escena.
He tenido etapas las cuales he dejado mi ventana abierta para escucharte. Y a pesar de eso sólo escuchaba mi nombre.
No sé cómo mirar a cada cosa ya. Las miro de reojo sin esperar que me miren o al menos sé que si me despido de ellas también las cosas serán más difíciles.
Deja la cama como la viste y dame un segundo, no voy a huir, sólo quiero recordar cómo era todo.
Preparo las maletas, aunque sabemos ambos que sólo llevare lo puesto. Miro mis demás cosas con ternura y les digo adiós.
Sin embargo las cosas que me esperan afuera comienzan a llamarme; las bicicletas, las radios, los espectros de una tortuga y ella. Me despido con toda la vacilación de una despedida, con las ganas de volver de donde he venido.

sábado, 28 de noviembre de 2009

Paul Eluard

Seria preciso que un solo rostro
Respondiera por todos los nombres del mundo.

miércoles, 11 de noviembre de 2009

locos

materializar tu rostro
componer tu mano
llorar tu muñeca
filtrar tus zapatos
masticar tu boca
callar mi llanto
confeccionar tus dientes
descremar tus senos
llenarte de besos
auxiliar tu vello
comprender tus ojos
desfilar tus orejas
desgrajar tus verbos
encallar tu risa
dislocar tu alocado cabello
mantener tu barriga
encender y apagar tu movimiento
canjear tu personalidad de vaca
detener tu nariz
ensayar tu desmedro
coleccionar tu recuerdo
ver tus sesos
olerte como albahaca
drenarte de mis huesos
secarte como a hoja
sacarte como una hoja
dolerte en mis adentros
colocarte nombre
dormirte con mi cama
perfeccionar tus gritos
romper tu tristeza
con las manos y las piernas
beber y orinar tu olvido
con tu frente como afrenta
colocar las monedas
y darte cuerda.

domingo, 1 de noviembre de 2009

Julio Ramón Ribeyro

11 de marzo
A veces pienso que la literatura es para mí sólo una coartada de la que me valgo para librarme del proceso de la vida. Lo que yo llamo mis "sacrificios" (no ser abogado, ni profesor de la universidad, ni político, ni agregado cultural) son tal vez fracasos simulados, imposibilidades. Mi excusa: soy escritor. Mi relativo éxito en este terreno excusa mis torpezas en los otros. Siempre he huido de toda prueba, de toda confrontación, de toda responsabilidad. Menos de la de escribir. Diríase que llevo la vida a mi terreno, allí donde no puedo darme ninguna sorpresa. Protegido del mundo, de la gente, solo frente a mi máquina de escribir, sin coerciones ni apremios, sin jueces, ni público, ni ovaciones ni rechiflas, en la arena solitaria de mi página en blanco, procedo a la mise á mort de la vida.