miércoles, 24 de marzo de 2010

lunes, 22 de marzo de 2010

Renombre del amor - César Moro

El amor consagra al amor
Los días sin lluvia
Y como conviene los días bellos
Para el amor y sus preferencias
Al prestigio del más viejo amor
A la lluvia de la palabra amor
Al único amor sin pena sin dicha sin retorno
Al porvenir de los dementes
A los sepultureros a los alegres compañeros de presidio
Al punzante al ardiente recuerdo del tatuaje
A mi amada muerte
A quienes dudan todavía
A los tesoros de los ciegos
A las lágrimas
Al agua al viento al fuego al amor
A la esperanza de quien destroza su amor
Al tormento del fuego y del hielo
A los primeros sucesos que han de señalar la rebelión y la sangre
A las sábanas de los crímenes pasionales
A las bellas sábanas de los suicidas
A la más tierna culata razón del revólver
A las partidas que hasta el aire soplan
Al plomo de las balas
Para que hasta los no alcanzados
Mueran como perros envenenados
A la congoja de quienes despiertan
A las noches vacías
A mi vida perdida
A la pérdida sin dolor sin retorno sin dicha de la vida
Para que quienes aman y se envilecen en su dicha
Se levanten y lancen las primeras maldiciones
Al huracán
A las mañanas más tristes que todo
Para mejor borrar mi nombre
Para sacudir el polvo y volver al polvo
Para maldecir los instantes al parecer felices
Para el despertador cargado de pólvora
A las estatuas desnudas de la noche
Al mármol perdido
Para carecer de sepulcro
A las señales ígneas del puñal
A los solos a los únicos recuerdos sexuales
A la boca de piedra del amor
Al frío del agua la noche
Para ya nunca volver a comenzar
Al más tierno amor

domingo, 14 de marzo de 2010

miércoles, 10 de marzo de 2010

Cántico - San Juan de la Cruz

¿Adónde te escondiste,
Amado, y me dejaste con gemido?
Como el ciervo huiste
habiéndome herido;
salí tras ti clamando y eras ido.

Pastores, los que fueres
allá por las majadas al otero,
si por ventura vieres
aquel que yo más quiero,
decidle que adolezco, peno y muero.

Buscando mis amores
iré por esos montes y riberas;
no cogeré las flores,
ni temeré a las fieras,
y pasaré los fuertes y fronteras.

¡Oh bosques y espesuras
plantadas por la mano del Amado!,
¡oh prado de verduras
de flores esmaltado!,
decid si por vosotros ha pasado.

Mil gracias derramando
pasó por estos sotos con presura;
y, yéndolos mirando,
con sola su figura
vestidos los dejó de su hermosura.

¡Ay!, ¿quién podrá sanarme?
Acaba de entregarte ya de veras;
no quieras enviarme
de hoy más mensajero
que no saben decirme lo que quiero.

...

jueves, 4 de marzo de 2010