- En lo que a nosotros respecta -exclamé- quién sabe cuánto tiempo viviremos. Supongamos que hay un bombardeo ahora mismo. Probablemente una de las bombas caería directamente sobre nosotros.
-¿No sería maravilloso? -ella lo decía enserio. Había estado jugando con los pliegues de su falda escocesa, pero al decir esto alzó la cara y la luz atrapó una chispa de desfallecimiento en mis mejillas-. Oh, si un avión viniera silenciosamente e hiciera blanco en nosotros mientras estamos aquí, así... ¿No le parece? -No se dio cuenta que estaba haciendo una confesión de amor.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario