martes, 24 de mayo de 2011

conversación

Apropiándome del destino doy una mirada de reojo al pasado. Creo ver algunos sucesos fortuitos, quizá inmensos en la vida. Tengo a la vida como a una amiga, una amiga débil y con gripe. No le hago requerimientos, le sirvo una taza de té y me queda mirando.
- Eres feliz? me pregunta ella.
- Yo le respondo que a mi manera, lo soy. que he aprendido a caminar desde hace poco tiempo y que oculto a los fantasmas tras las cortinas. que mi vida gira el mayor tiempo en una oficina donde las cosas parecen más extrañas y reales.
- pero, eres feliz? vuelve a preguntar.
- le vuelvo a decir que las mañanas son trágicas, que me levanto cuando todo está en silencio y me detengo a pensar un poquito en las cosas y no me gusta (en ese momento). Le hablo al silencio y le pido que se marche. que vuelvan las sonrisas de quién me despertó alguna vez, diciendo "ya es tarde".

-dime -dice ella- has vivido bien?.
- he vivido con la respiración sobre los aires. con diminutos hogares. como si las cosas nunca proveyesen un todo genérico. cuando no importa ser un niño, si es que nadie entiende.
- entonces, no has vivido bien?
- he callado muchas veces, como también he amado a algunas. no me arrepiento de las mujeres que amé. de despertar completamente ilógico y preguntar por ella.
- entonces extrañas algo?

-la vida es un sin fin. no creo encontrar la necesidad de regresar sobre el mismo lugar; sin embargo su vida me ayudó a confrontarme. a pensar que mi vida no es una locura. a imaginar hijos y algo estable. a colaborar a su vida, como ella en la mía.
- y eso es suficiente?
- nos cambiamos la vida. qué podría ser más suficiente que eso? a qué podríamos llamarle amor, sin conocerlo? sin observar la cadencia, la necesidad de los cuerpos, la irracionalidad de los ojos que se ven como animales, como de soñarse a diario mientras uno va despertando. a saber utilizar toda palabra y nombrarla.
- has vivido lo suficiente?
- aún no. mis pasos son lentos. hoy mi mujer me da sopa con vegetales. mañana partirá. me dirá que me amó y descolgará su abrigo del perchero. me dejará deudas conmigo mismo. me enseñará a esperar.
- qué es lo que entonces te queda?
- me queda el haber vivido, soñado y despertar sabiendo que no fue un sueño.

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