Sebastián coloca una piedra sobre su cabeza y le llama "sombrero". Qué bonito sombrero le dice la gente por la calle y él dice, gracias. Llega al café y deja su sombrero en el perchero. Sebastián pide un taza de café y se la mete en el bolsillo del saco. Luego la saca vacía y determina comprar algodón dulce o alguna paleta de helado. menos mal que estabas acá saco, porque yo no sé cómo se tragan toda ésta solemnidad de viejos ilustres. paga la cuenta, saca su sombrero del perchero y se marcha.
Muy de mañana Sebastián se levanta. mira su reloj sobre su mesa de noche y dice: "otro día más y éste reloj siempre diciendo la misma hora".
Es posible que hoy llegue más temprano, le dice. Es posible que hoy se me escapen los gallos o quizá algún pájaro o roble llegue a enternecerme y decida llegar aún más temprano y lo único que en verdad espero (fuera de llegar más temprano) es que tú me pidas que llege a tiempo.
Muy de mañana Sebastián se levanta. mira su reloj sobre su mesa de noche y dice: "otro día más y éste reloj siempre diciendo la misma hora".
Es posible que hoy llegue más temprano, le dice. Es posible que hoy se me escapen los gallos o quizá algún pájaro o roble llegue a enternecerme y decida llegar aún más temprano y lo único que en verdad espero (fuera de llegar más temprano) es que tú me pidas que llege a tiempo.
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