jueves, 29 de mayo de 2008

el pensamiento de un muerto

-Aló policía?, desearía reportarle sobre un suicidio; el mío.

Son las dos de la madrugada, soy un niño que corre en un pasadizo de ensueño y tu cabello me cubre el rostro, trato de despeinarte, tus ojos me saben a miel (el recuerdo se acaba temo) no deseo abrir los ojos, seria fatal derramar una lágrima (podría inundar el mundo).

El teléfono se ve como un tótem de niños sin caramelos, números impares y números hembras, gorriones perseguidos por escarabajos en marzo y el teléfono que quisiera tocar mis dedos como símbolo de amistad.

Es tarde ya no respiro.

El té se va enfriando, columna vertebral de un insomnio y la luz amarilla me ha cegado un ojo, hace frío crepuscular y mi madre parece que hubiera visto un muerto, quisiera abrazarla pero es inútil, mis brazos no responden, mis oídos son dos hojas secas de un parque azul.

En un momento de brisa fresca, mis cabellos taparon mis ojos y se me ve lindo, agradezco en ningún momento haberme quedado con la lengua fuera (me hubiera dado risa).

Siento un pequeño cosquilleo por los cabellos negros, o tal vez sólo fue mi imaginación.

***** se ha quedado pálida, al ver mi cuerpo ingrávido, que parece el de un niño que supiera volar, aunque no se que hace la soga en mi cuello.

Siento mis manos pesadas, olvidé tomar el té y creo que no soportaré seguir tan estático, un gato incoloro juega con el reloj y me da lastima que un ratón no se coma a ese gato y también al reloj.

Las manos de ***** me han quedado mirando, buscando respuestas y tratando de buscar mis manos, como para consolarse.

Estoy durmiendo en una cama de sábanas blancas (forma de mar) y alguien me está cambiando la ropa, lo haría yo pero creo que mis vísceras están dormidas y oliendo mal. Mi cabeza es una laguna de cosas muertas, piedras de colores, cabellos de mujer y amores de besos cortos.

Tengo sueño, duermo desde hace una semana, en un cajón apagado de luces y de olor a muerto.





*relato escrito en el año 2004.

2 comentarios:

i r i s e s dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Sebastián dijo...

que bueno es llorar. a mí me vienen las lágrimas en pleno picar las cebollas y también luego rio.